Comentario anónimo llegado a nuestro correo
La estrategia del caos (¿qué acontece en los polideportivos municipales?)
Pues acontece que nuestros gobernantes quieren regalar las instalaciones públicas a sus amigos empresarios y no pierden oportunidad de amenazar, cada vez con más frecuencia, con la privatización de las mismas a los trabajadores de la EMS. Lógicamente, necesitan encontrar un buen pretexto para dejar en manos privadas las instalaciones de todos los tricantinos, ya que la excusa económica por el momento no es válida. ¿Será por eso que han contratado amigos de confianza con la misión de poner patas arriba todo lo concerniente al “área de deportes”? Estos amigos han comenzado por liquidar el Patronato, acto seguido han retirado al personal más experimentado de las instalaciones más complejas y, ahora, ante el previsible desbarajuste resultante, se dedican a criminalizar a los trabajadores, acusándolos de verdaderas burradas. Sí, de eso parece tratarse, de usar ese caos como estrategia, como excusa perfecta para acosar impunemente a los trabajadores públicos, para humillarlos y provocarlos a diario, a ver si les allanan el camino y se deciden, de una maldita vez, a arrojar la toalla y buscar otro empleo. No. No han conseguido aún que nadie llegue a ese extremo, pero sí que el ambiente de trabajo sea el peor de los posibles, existiendo operarios con un nivel de estrés o de ansiedad que raya la locura y alguna que otra baja por depresión. Pero cuidado con las bajas, por muy justificadas que estén: ya consiguieron echar a la calle a un trabajador que se encontraba de baja médica y aún dedican su tiempo a buscarle las vueltas al resto, que va cogiéndole pánico a aquello de caer enfermo, no vaya a ser que.
¿Pero cuáles son las bondades de esa pretendida privatización, más allá de servir como regalo al amigo empresario? Algo se va sabiendo al respecto. Ya privatizaron el polideportivo de Islas, aunque, eso sí, después de gastarse más de un millón de euros del erario público en reformarlo. Se sabe que la empresa adjudicataria llegó a deber a los empleados, en plenas fiestas navideñas, dos mensualidades de su raquítico salario. Como, al parecer, el negocio de Islas no cumple con las expectativas del empresario, se han inventado unas tarjetas deportivas muy beneficiosas que sólo pueden comprarse en el polideportivo privado, el cuál así consigue aumentar sus ingresos, pero atención, porque también se sabe que el dinero que se llevan es el que pagan los usuarios por hacer uso de instalaciones como la pista de atletismo, la de patinaje, la de fútbol-sala, las piscinas de verano… ¡¡¡todas ellas municipales!!! Siendo así, ¿cómo podrán mantenerse en un futuro las instalaciones públicas, si los ingresos por su utilización se los embolsa una empresa privada? Esto no lo sabemos, pero podemos intuirlo.
La privatización de todos los polideportivos municipales la llevarán a cabo cuando detecten que no da más de sí la estrategia del caos, esto es, cuando no puedan minar más la moral de los trabajadores, cuando no puedan desprestigiar más la Empresa Pública y hayan sido rebajados sus ingresos a la mínima expresión. Entonces su coartada no será otra que la inviabilidad de la misma y echarán la culpa al currito, al que llamarán incompetente. O “rojo de mierda”, si es que le da por levantar la voz y contarle a Tres Cantos de lo que aconteció a los que fueron sus polideportivos municipales.
Anonymous
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