miércoles, 27 de julio de 2011

Comentario recibido de un compañero de trabajo

Quiero aprovechar este espacio que me presta nuestro comité para agradecer profundamente las últimas indicaciones que nos ha enviado por e-mail el director técnico, J.J.J.R., acerca de cómo hemos de realizar algunos trabajos básicos de jardinería. Hasta entonces, merodeábamos horas y horas (algunos durante décadas) perdidos por las praderas sin saber si regar o no, mientras todo amarilleaba y los niños jugaban al guá en las numerosas calvas del césped. Si decidíamos ejecutar la acción, nos planteábamos cuál sería el mejor horario para ello, pero no dábamos con él, y así pasaban los años. Observábamos lo que quedaba de pradera y aguardábamos a que lloviera. Todos andábamos en nuestra seca parra hasta que cayó del cielo no la deseada lluvia, pero sí un director técnico dispuesto a sacarnos de nuestra zozobra. Para empezar, nos colocó un sombrero de paja porque se percató de nuestras comeduras de coco al sol. Al poco, dilucidó que el problema no era el sol, sino los curritos, que éramos un poco lerdos, y fue entonces cuando recordó el siglo en que vivíamos e introdujo el riego automático y jubiló los aspersores de nuestros desvelos. A su vez, decidió crear la categoría de jardinero, con la finalidad lógica de llegar a tener unos dignos jardines y praderas. Pero desgraciadamente todos sus esfuerzos seguían siendo inútiles, tan inútiles como sus operarios. Hasta todos veíamos bien que el jefe de la tribu no implorase al cielo agua, sino sangre nueva. Hasta hoy. Después de su último e-mail nuestra vida laboral ha pegado un giro de 180 grados. Eso sí, no estaría de más que nos permitiera un periodo de al menos 15 días para asimilar toda la información que nos brinda su correo. Tendremos que familiarizarnos con esa jerga tan densa y buscar en el diccionario (de la web, of course) vocablos tan raros para nosotros como “manguera” o “segadora”. Sí, tendríamos que estarle verdadera y eternamente agradecidos, sobre todo los que llevábamos tantos años en la inopia (la nueva hornada ya nació aprendida y son un verdadero derroche de conocimiento, teórico y práctico). Es más, ya que nuestro director técnico ha sido tan generoso con nosotros, querría yo hacer lo propio y darle dos humildes consejos: 1- Al menos en el ajedrez, los peones avanzan al frente y nunca se descuidan ni se sacrifican en balde. Tampoco sirve de nada cambiar de la casilla a4 a la b3 a mi querido peón, su función seguirá siendo su función. Pero buscaré el problema, no vaya a ser un alfil, o el mismísimo rey, el que le esté impidiendo el paso. 2- No pasemos de “lo que aparece en la tele va a misa” a “lo que sale en el internete es ley”. A misa van los que van y en el internete escribe cualquiera. Nada más. Gracias, gracias, gracias. Realmente no sabemos aún qué sería de nosotros sin nuestro director técnico.

3 comentarios:

  1. Yo sí lo sé: seríais libres, sencillamente.

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  2. ¿De qué va esta entrada de blog?

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  3. De nada porqueno dice nada, con las cosas que hay que contar

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